Durante mi estancia cerca de Bilbao una tarde salí a dar una vuelta y se me vinieron conmigo dos gatos que hay en la zona y a los que les gusta pasear conmigo. Al principio pensé: con esta compañía no veré nada. Pero mi sorpresa fue muy grande cuando observé que al ver los pájaros quedaban petrificados, tratando de pasar inadvertidos a los gatos.
Lo mejor, cuando los dos se lanzaron a una rama caída por el temporal de una mimosa para jugar y de la que salió un reyezuelo que se quedó en una rama cercana inmóvil. Como llevaba la cámara lo pude fotografiar bien, salvo que estaba muy cerca y a contraluz, y cuando me quise mover para tener otro punto se escabulló por la parte de atrás de la rama.
El color y la luz no están muy conseguidos, pero nunca había podido fotografiar así, con un "posado", a este inquieto pajarillo.