Otra vez aquí, de vuelta a la vida ordinaria y disfrutando de unos días de descanso en contacto con la Naturaleza. Y sobretodo disfutando de las conversaciones con distintas personas.
Si en algo hemos ganado en estos días de confinamiento, a mi parecer, es que nos hemos vuelto a apreciar lo bueno que nos rodea.
Hasta hace pocos meses parecía, y solo lo parecía, que era más feliz y descansaba más el que viajaba más lejos, el que tenia más cosas..., pero llegó el virus, que nos ha hecho tomar conciencia de lo que somos. Que no podemos todo lo que queremos, o se nos ocurre, y que en la vida hay que saber afrontar las dificultades, el dolor, que siempre aparecen. A valorar la vida.
En estos dias me llegó una imagen de unos ángeles cuidando de lo enfermos. Pensé , ésto es lo que yo puedo hacer, en mi confinamiento , rezar por los que sufren, para que no se sientan solos, no quejarme por las pequeñas incomodidades de la mascarilla, los geles... Esos pequeños detalles pueden tener no solo el efecto de contener el virus, sino de ayudar.
Y aqui estoy, otra vez frente al ordenador, queriendo ordenar las ideas. Y queriendo con esta entrada agradecer a tantas personas que han hecho lo imposible para cuidar a enfermos y personas mayores, como a mi madre. ¡GRACIAS!
Y en este entorno estoy, por pocos días, pero dispuesta a saborear cada momento.
