La laguna de Pitillas presenta un paisaje poco habitual. La estampa
de un gran humedal se ha difuminado convirtiéndose en una llanura
esteparia, más propia del paisaje de las Bardenas. La laguna se ha
quedado casi sin gota, debido a la sequía causada por la ausencia de
precipitaciones en la Comunidad foral. Esta carencia se ha hecho más
notable desde agosto pero también con anterioridad, ya que durante los
meses de invierno y primavera hubo excesivas precipitaciones.
Alberto
Jiménez, de la sociedad de educación ambiental Ostadar y miembro del
grupo de guías del observatorio existente en la laguna, explica que esta
situación de sequía forma parte del ciclo natural del humedal. "No es
un hecho aislado, ya que suele producirse cada 10 u 11 años. La última
vez que se secó por completo fue en el 2002", cuenta. Entonces, según
añade, el proceso fue más lento ya que estuvo dos años: "Parecía que se
iba a secar pero finalmente remontaba, hasta que en 2002 se secó del
todo. Esto es algo que no ha ocurrido esta vez. Desde enero, cuando
había una profundidad de 90 centímetros, paulatinamente, el nivel del
agua ha ido descendiendo lo que nos puede dar una idea del año tan seco
que hemos vivido", indicó.
La laguna es una reserva natural de 216
hectáreas delimitadas. Sin embargo, en épocas en las que está llena del
todo, ha llegado a superar el vallado y ocupar entre 250 y 300
hectáreas. La profundidad media del humedal oscila entre los dos metros y
los dos metros y medio, que es la que alcanza cuando se encuentra llena
en su totalidad. "El suelo es muy irregular, por eso es muy difícil
hablar de profundidades concretas. Por eso, ahora mismo, todavía en
algún punto se puede ver algún charco aunque en la práctica totalidad
está vacía", señaló Alberto Jiménez.
Pese a que se trata de una
estampa que pueda llamar mucho la atención, Alberto Jiménez aseguró que
"no es un hecho alarmante" debido, añadió, a la época del año en que nos
encontramos. "La situación sería preocupante si llegase el principio de
la primavera, que es cuando tiene lugar la cría, y la laguna continuara
seca. Sin embargo, ahora lo normal será que en noviembre haya alguna
tormenta fuerte, venga algo de lluvia y que en invierno caiga alguna
nevada en Ujué. Todo ello contribuirá a que, poco a poco, la laguna vaya
recuperando el agua. Ahora mismo, estaríamos hablando de unos ritmos
naturales por lo que no tendría que haber ninguna alarma".
La
ausencia de agua, indicó, no afecta negativamente a las especies porque
la temporada de cría ya ha pasado. "Las especies cuyo hábitat es la
laguna podríamos decir que ya "saben" que en esta época las reservas de
agua son menores. En cuanto a las aves migratorias que vienen del norte
de Europa puede que se paren si encuentran algún pequeño charco o, por
el contrario, al percibir la ausencia de agua, busquen otras balsas",
relata Jiménez.
Un humedal que cobija a un centenar de especies, especialmente aves
De
todas las especies que a lo largo del año habitan o pasan por la
laguna, las aves son las de mayor presencia en el humedal. Existen
especies sedentarias y que, normalmente, tienen en la laguna su hábitat
natural. Éste es el caso de las fochas, los azulones, aguiluchos laguneroso zampullines. Otras, como ocurre con las garzas,
sólo acuden a la laguna durante la época de cría -ésta se prolonga
desde finales de marzo o principios de abril hasta, generalmente,
mediados de julio-. En invierno, las que llegan al humedal son las aves
migratorias, procedentes del norte de Europa, como los ánsares, los ánades silbones, los ánades rabudos o los patos cuchara. La laguna también constituye zona de descanso para algunas especies -bandos de grullas, diversas aves limícolas, ánsares o diferentes especies de anátidas- durante la época de la migración, en primavera y otoño.
Pero
la laguna no sólo da cobijo a las aves, en su entorno también hay otros
animales, como los mamíferos. Resulta difícil observarlos y saber dónde
se encuentran aunque sus huellas dejan constancia de su presencia.
Entre los mamíferos que habitan, tanto en la laguna
como en los alrededores del humedal hay conejos, zorros, ratones,
musarañas, tejones e, incluso, jabalíes.
Los reptiles
también están presentes en su hábitat. Diferentes tipos de culebras
conviven con otras familias de reptiles como lagartos o tortugas, sobre
todo, el galápago europeo. A todas estas especies se suman el cangrejo
rojo, diferentes tipos de insectos, arañas o crustáceos, entre otros
invertebrados, que constituyen el alimento fundamental del resto de
animales.
Fuente: Diario de Navarra, 16 de octubre 2.011
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