domingo, 16 de octubre de 2011

LA LAGUNA DE PITILLAS




La laguna de Pitillas presenta un paisaje poco habitual. La estampa de un gran humedal se ha difuminado convirtiéndose en una llanura esteparia, más propia del paisaje de las Bardenas. La laguna se ha quedado casi sin gota, debido a la sequía causada por la ausencia de precipitaciones en la Comunidad foral. Esta carencia se ha hecho más notable desde agosto pero también con anterioridad, ya que durante los meses de invierno y primavera hubo excesivas precipitaciones.
Alberto Jiménez, de la sociedad de educación ambiental Ostadar y miembro del grupo de guías del observatorio existente en la laguna, explica que esta situación de sequía forma parte del ciclo natural del humedal. "No es un hecho aislado, ya que suele producirse cada 10 u 11 años. La última vez que se secó por completo fue en el 2002", cuenta. Entonces, según añade, el proceso fue más lento ya que estuvo dos años: "Parecía que se iba a secar pero finalmente remontaba, hasta que en 2002 se secó del todo. Esto es algo que no ha ocurrido esta vez. Desde enero, cuando había una profundidad de 90 centímetros, paulatinamente, el nivel del agua ha ido descendiendo lo que nos puede dar una idea del año tan seco que hemos vivido", indicó.
La laguna es una reserva natural de 216 hectáreas delimitadas. Sin embargo, en épocas en las que está llena del todo, ha llegado a superar el vallado y ocupar entre 250 y 300 hectáreas. La profundidad media del humedal oscila entre los dos metros y los dos metros y medio, que es la que alcanza cuando se encuentra llena en su totalidad. "El suelo es muy irregular, por eso es muy difícil hablar de profundidades concretas. Por eso, ahora mismo, todavía en algún punto se puede ver algún charco aunque en la práctica totalidad está vacía", señaló Alberto Jiménez.
Pese a que se trata de una estampa que pueda llamar mucho la atención, Alberto Jiménez aseguró que "no es un hecho alarmante" debido, añadió, a la época del año en que nos encontramos. "La situación sería preocupante si llegase el principio de la primavera, que es cuando tiene lugar la cría, y la laguna continuara seca. Sin embargo, ahora lo normal será que en noviembre haya alguna tormenta fuerte, venga algo de lluvia y que en invierno caiga alguna nevada en Ujué. Todo ello contribuirá a que, poco a poco, la laguna vaya recuperando el agua. Ahora mismo, estaríamos hablando de unos ritmos naturales por lo que no tendría que haber ninguna alarma".
La ausencia de agua, indicó, no afecta negativamente a las especies porque la temporada de cría ya ha pasado. "Las especies cuyo hábitat es la laguna podríamos decir que ya "saben" que en esta época las reservas de agua son menores. En cuanto a las aves migratorias que vienen del norte de Europa puede que se paren si encuentran algún pequeño charco o, por el contrario, al percibir la ausencia de agua, busquen otras balsas", relata Jiménez.

Un humedal que cobija a un centenar de especies, especialmente aves

 

 

De todas las especies que a lo largo del año habitan o pasan por la laguna, las aves son las de mayor presencia en el humedal. Existen especies sedentarias y que, normalmente, tienen en la laguna su hábitat natural. Éste es el caso de las fochas, los azulones, aguiluchos laguneroso zampullines. Otras, como ocurre con las garzas, sólo acuden a la laguna durante la época de cría -ésta se prolonga desde finales de marzo o principios de abril hasta, generalmente, mediados de julio-. En invierno, las que llegan al humedal son las aves migratorias, procedentes del norte de Europa, como los ánsares, los ánades silbones, los ánades rabudos o los patos cuchara. La laguna también constituye zona de descanso para algunas especies -bandos de grullas, diversas aves limícolas, ánsares o diferentes especies de anátidas- durante la época de la migración, en primavera y otoño.
Pero la laguna no sólo da cobijo a las aves, en su entorno también hay otros animales, como los mamíferos. Resulta difícil observarlos y saber dónde se encuentran aunque sus huellas dejan constancia de su presencia. Entre los mamíferos que habitan, tanto en la laguna como en los alrededores del humedal hay conejos, zorros, ratones, musarañas, tejones e, incluso, jabalíes.
Los reptiles también están presentes en su hábitat. Diferentes tipos de culebras conviven con otras familias de reptiles como lagartos o tortugas, sobre todo, el galápago europeo. A todas estas especies se suman el cangrejo rojo, diferentes tipos de insectos, arañas o crustáceos, entre otros invertebrados, que constituyen el alimento fundamental del resto de animales. 

Fuente: Diario de Navarra, 16 de octubre 2.011




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