sábado, 31 de marzo de 2012

UNA HISTORIA DE MIRLOS

El patio de mi casa da para mucho.

Hace unos años, vi que andaba, y nunca mejor dicho, por que casi no volaba, un mirlo, hembra, que se veía era mayor, debía estar enferma ya que no abundaban las plumas; se le veía de vez en cuando entre las hortensias, al anochecer cuando se regaba el patio,  correteaba, y buscaba comida. Yo no le di mas importancia.


Pasado un tiempo, me encontré en la acera una cría de mirlo.
 Me dio pena. El árbol mas cercano estaba lejos, y en la acera daba el sol de lleno. Así que pensé, por lo menos en el patio entre los arbustos no se achicharrará, y ahí lo puse.
Cual fue mi sorpresa cuando al día siguiente, no vi a la cría, pero sí al mirlo ("mirlita" le llamaba yo) volar encima de la tapia con esfuerzo. Esperé y al poco volvió con comida, y al rincón en directo a alimentar al "peque". O sea, lo había adoptado.
Cada vez estaba mas flaca y le costaba más levantar el vuelo, pero sacó al mirlo pequeño adelante. Éste conforme se desarrollaba, cada día subía un poco mas alto, corría por el patio, hasta que alcanzó la tapia, y perdí su pista.
A  la "mirlita" no la volví a ver, pero pienso que le devolví la vida por un tiempo, sacando adelante al nuevo inquilino, y ahí gastó las últimas fuerzas que le quedaban.


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