Un poco antes de Navidad pasé unos pocos días cerca de Pamplona. Una mañana, estando trabajando en la mesa de la habitación, oí un golpe en la ventana, miré y vi un pajarillo patas arriba.
Lo cogí. Comprobé que se trataba de un reyezuelo y vi como poco a poco reaccionaba, se limpió las alas... lo pude ver bien y fotografiar con el móvil, que era lo único que tenía a mano.
Le abrí la ventana y en cuanto volvió a notar el aire frío salió rápidamente.
Yo feliz.
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