"La catedral verde del hayedo infinito de Irati, de Bertiz, de Belagua
está cambiando sus colores, convirtiendo su techumbre verde y espesa de
los últimos meses en un mosaico intrincado de ocres y amarillos. La
delicia del otoño bajo el hayedo solo dura unos días, pero su Belleza
colmará nuestra retina de imágenes encantadoras. Este año de buena
cosecha de hayucos, castañas, nueces y bellotas, los bosques navarros
acogen a multitud de fauna que se refugia en ellos y se alimentan de sus
frutos. Petirrojos o currucas capirotadas, venidos de media Europa a
pasar el invierno con nosotros pueblan sus lugares de acogida, los
arrendajos siguen sembrando robles entre acebos y bojes, y las grullas
sobrevuelan orgullosas nuestros cielos infinitos. Milanos reales venidos
de muy lejos pintan su silueta en el gris nostálgico del cielo de
Aralar o Urbasa. Los humedales se colman de vida; como en los oasis de
un interminable desierto, agrupan en sus orillas a miles de aves que
reposan durante unos días en nuestra tierra, descansando de su largo
viaje desde el Gran Norte, preparándose para otra etapa que les acerque
al Sur bonancible de esperanzas muchas veces rotas. Todos se
preparan porque detrás de la esquina aguarda el General Invierno, que
sin un ápice de compasión, pondrá a cada uno en su sitio, seleccionando,
como ha hecho durante eones, a los ejemplares más aptos, aquellos que
merezcan ver la resurrección de la primavera. Mientras, en silencio, en
lo más profundo del bosque, un hayuco descansa ya sobre el tapiz de
hojas muertas, hayuco que se convertirá en la majestuosa haya que
impresionará a nuestros tataranietos."
FUENTE: web: "Navarra al natural "
La foto del petirrojo es original?
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