viernes, 2 de diciembre de 2011

HISTORIAS DE GATOS CALLEJEROS

Historias de gatos.
Nunca me había fijado que en la calle hay gatos. No muchos, pero alguno se ve escabullirse entre los coches.
El primero en el que me fijé fue uno negro. La causa: todos los días a las 7,45 h pasaba por la entrada de mi casa, colándose por una verja que la separa de la calle, y dejaba el "recordatorio" de que era un animal vivo. Ni antes, ni después. Lo pillé un día, al sacar la basura, cuando volvía del contenedor; me lo encontré mirando fijamente al interior de la casa y una pata encima del escalón, dispuesto a inspeccionar. Le pegué tal bufido que no lo volví a ver.
Después me enteré que al poco lo había atropellado un coche.

En ese tiempo aparecieron dos cachorros en la puerta del bar de la esquina: el rubio y otro de manchas. Simpatiquísimos, sobretodo el rubio que se hizo amigo de  toda la calle. Ya he publicado una foto de él.


 

Durante los Sanfermines de año pasado desaparecieron de la calle. A nadie sorprendió ya que aumenta el ruido de manera considerable. Pero un día una vecina los encontró debajo de un coche y "el rubio" con claros síntomas de envenenamiento.(No se supo si por comer veneno para los roedores, o bien por que lo habian envenenado a posta). Con él se quedó hasta que murió.
Y adoptamos como gato de la calle "al manchas". Volvió a la calle malo de una pata, se curó ¿como? nadie lo sabe.
"Txiki", como le llamábamos,  hizo las delicias de grandes y chicos. Se dejaba querer y alimentar. Todos sabían que lo que le "pirraba" eran las tarrinas de buey y las caricias. En una hora le vi comer tres tarrinas que le bajaron distintos vecinos.
Pero creció y se fue a buscar aventuras y otros lugares. Alguna vez se ha dejado ver, pero manteniendo la distancia.


Como es de suponer, no a todo el vecindario le gusta ese amor al gato. Y menos que se le sobre alimente. Algunos se ponen histéricos.
Siempre lo he defendido, pero sólo le di de comer una vez. Prefiero un gato que roedores, y en nuestra zona los hay, y no precisamente ratones. Pero creo que con medida, que son callejeros y les gusta eso, rondar, buscarse la vida.

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