domingo, 18 de diciembre de 2011

Plaga de palomas en Sangüesa




 Es una plaga que va a más. En Sangüesa siempre ha habido palomas, pero no tantas como hoy". Lo asegura Nati Artigas Artigas, vecina de la calle Enrique de Labrit de 66 años. Y da fe de la magnitud de este problema abriendo uno de los balcones de su casa y señalando hacia la iglesia de San Salvador ubicada al otro lado de la calle. El tejado del templo, hoy cerrado al culto, es punto de encuentro para decenas de palomas. "Se han apoderado de tejados como éste o el del castillo, y también entran a torres y casas abandonadas. Incluso se dejan ver en nuestras terrazas, y lo ponen todo perdido de excrementos", expone.
Efectivamente, caminar hoy por Sangüesa elevando la vista supone encontrar importantes bandos de palomas posados en zonas altas o volando de un lado para otro. "Es una invasión en toda regla. No lo dice el consistorio, lo ve todo el mundo", afirma el alcalde, Ángel Navallas Echarte.
"Es un problema que tenemos en todo el casco urbano, y su principal consecuencia es la suciedad. Allí donde se asientan las palomas, lo dejan todo perdido de excrementos, que encima son corrosivos. Atascan tejados y canaletas, fastidian la piedra de edificios históricos como las iglesias, entran a casas abandonadas por ventanas rotas, etc.", explica. "Hace poco se derribó un edificio de la calle San Miguel y había cientos de kilos de porquería", ejemplifica. 

Soluciones
El primer edil dice no saber las razones del notorio incremento de la población de estas aves, si bien recuerda que "el ser humano cada vez las ataca menos". Confirma que ya se han adoptado medidas "para controlar esta plaga". "A principios de diciembre se instaló una jaula-trampa en un céntrico edificio público", indica.
Es metálica, con unas dimensiones de 2 metros de ancho, 2 de alto y 2 de profundidad, y con comida y bebida para atraer y mantener vivas a las palomas. La gestionará una firma tudelana durante 6 meses. Cada 15 días recogerá las palomas atrapadas, que después se emplearán en cetrería. El consistorio invertirá 1.600 euros.
"Está todo consensuado con Medio Ambiente. Ante todo, no cabía envenenarlas, porque luego las podrían comer otros animales", dice Navallas.
El párroco, José Mª Martincorena, recuerda por su parte que hace unos meses se instalaron una serie de pinchos en nervaduras y recovecos del atrio de San Salvador. "Algo han conseguido, pero sigue habiendo palomas allí. O se adaptan, o los han movido. Y fastidia ver cómo se corroe la piedra por sus excrementos, y que al turista o al vecino le pueda caer aquí algún regalo", apunta.
Dice que el de las palomas, que "se han adaptado a vivir con el hombre", es "un problema a tener en cuenta". "En las iglesias de Santa María y Santiago se cuelan en las torres. En la segunda sacamos hace poco 35 sacos de fiemo. Habrá que poner aquí mallas como en las ventanas de la de Santa María, aunque allí algún agujero hay porque se consiguen colar buscando cobijo", afirma.

Fuente: Diario de Navarra 

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