Dar un paseo por el puerto viejo de Algorta, depara cosas estupendas: conversaciones pausadas, disfrutar de una buena compañía, y por supuesto algún que otro pajarillo.
Metida en la conversación, me había olvidado que existían los pájaros, hasta que alguien me mostró un panel informativo en el que se indicaban las especies que se podían ver en la zona.
Ahí empecé a mirar; a un lado un paisaje precioso, la ría tranquila, con sol, que se agradecía después de la nevada de días anteriores, al otro lado la pared rocosa, y nada mas mirar me día cuenta de que había muchos pajarillos.
Por supuesto el petirrojo, que decidió que no le gustaba posar, pero alguna foto la le saqué: la primera arrancando a volar, la segunda de espaldas y la tercera... no había nadie ¡!, por supuesto que me ahorro el ponerla en el blog.
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