Dedicada a Casilda, que me llevó hasta este lugar.
A principios de enero tuve que hacer un viaje a Vitoria. No me resistí a la tentación, y puse como condición parar, aunque fuera brevemente, como así fue, y hacer una visita al Parque Natural de Salburua.
Fue visto y no visto, sin calzado adecuado..., sin contar con que al ser sábado aquello estaba lleno de familias, deportistas, y por supuesto aficionados y -o profesionales (por las cámaras y objetivos que tenían) apostados en el observatorio.
Por dentro me reí mucho. La persona que accedió a acercarme, me comentó que se llevaba un libro para leer mientras yo miraba mis queridas aves; luego me confesó que se imaginaba que me quedaría mirando las ramas de un árbol, o algo parecido. Disfruté viendo aquellos patos, pero mas viendo su cara de asombro al ver el espectáculo de patos y cigüeñas volando, posándose, graznando... y todos los que estábamos en la caseta en silencio riguroso y hablando entre susurros y orientando las cámaras aquí o allá. Las fotos no son muy buenas, estaba en 3ª fila. Alguna saqué, y las comparto.
Se trata del ánade friso, muy abundante ese día cerca del observatorio.
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